«El Espiritismo (…) instituirá la verdadera religión, la religión natural, aquella que parte del corazón y va directamente a Dios».
Qué es el Espiritismo Los tres aspectos del espiritismo; Ciencia, Filosofía y moral
Allan Kardec, creó el neologismo Espiritismo, palabra que hasta entonces no existía, para designar a este nuevo conjunto de ideas, definiéndolo así: «El Espiritismo es la ciencia que trata de la naturaleza, origen y destino de los Espíritus y sus comunicaciones con los hombres».
«El Espiritismo es al mismo tiempo una ciencia de observación y una doctrina filosófica. Como ciencia práctica, consiste en las relaciones que se establecen entre nosotros y los Espíritus; como filosofía comprende todas las consecuencias morales que derivan de esas mismas relaciones».
«El Espiritismo (…) tiene consecuencias religiosas como toda filosofía espiritualista y por esto mismo toca forzosamente las bases fundamentales de todas las religiones: Dios, el alma y la vida futura; pero no es una religión constituida, dado que no tiene culto, rito ni templo. (16)
«Sin ser una religión, desemboca en las ideas religiosas, haciéndolas surgir en los que no las tienen y robusteciéndolas en aquellos en quienes son vacilantes».

Principales Objetivos del Espiritismo
- Realizar el progreso espiritual de la humanidad.
- Transformar al hombre en un ser de bien y en consecuencia a la sociedad.
- Revivir el Cristianismo puro sobre la base de las enseñanzas de Jesús.
- Dar al hombre una fe sólida basada en la razón.
El ideal del Espiritismo es consecuentemente, lograr tales objetivos, independientemente de los valores económicos y de las formas exteriores o convencionalismos restrictivos; puede ser cultivado tanto por el pobre como por el rico, por el joven como por el viejo, por el enfermo como por el sano, pues está enteramente ligado al mundo subjetivo de cada ser, donde se opera la transformación del espíritu eterno. Llegó a la Tierra para ayudar al hombre a resolver sus problemas, esclareciéndolo sobre su realidad espiritual y encaminándolo hacia un conocimiento superior de la vida.
De qué trata el Espiritismo
El Espiritismo responde a las cuestiones fundamentales de nuestra vida como:
¿Quién soy?; antes de nacer ¿quién era?; después de la muerte ¿qué seré?; ¿por qué estoy en este mundo?; ¿por qué unas personas sufren más que otras?; ¿por qué algunos nacen ricos y otros pobres?; ¿por qué algunos ciegos, paralíticos, débiles mentales, etc., mientras otros nacen inteligentes y saludables?; ¿por qué Dios permitiría tan grande desigualdad entre sus hijos?; ¿Por qué hay tanta miseria en el mundo y la tristeza supera la alegría?; de tres personas que viajan en un vehículo, por ejemplo, después de un pavoroso desastre, una pierde la vida, otra queda gravemente herida y la tercera escapa sin rasguños; ¿dónde estaría la justicia de Dios?; ¿por qué destinos tan diferentes?; ¿por qué los malos, sufren menos que otros que son buenos? A preguntas como éstas responde la Doctrina Espírita; porque tales son las preguntas que todos nos hacemos, al contemplar tanta «desigualdad» y tantos destinos diferentes en la atribulada vida de nuestro planeta.

La Revelación Espírita
La definición del término revelar, del latín revelare cuya raíz velum, significa literalmente quitar el velo y en sentido figurado: descubrir.
La característica esencial de cualquier revelación debe ser la verdad. Revelar un secreto es dar a conocer un hecho; si éste es falso ya no es un hecho y por consecuencia no existe revelación. El Espiritismo, por tener como punto de partida las palabras del Cristo, así como éste partió de las de Moisés, es una consecuencia directa de su doctrina. A la idea vaga de la vida futura, agrega la revelación del mundo invisible que puebla y rodea el espacio quitando el velo que ocultaba al hombre los misterios del nacimiento y de la muerte.
La primera revelación estuvo personificada en Moisés, la segunda en Jesús y la tercera no está personificada en ningún individuo.
Las dos primeras fueron individuales, la tercera es colectiva; he aquí una característica esencial.
Nadie puede llamarse profeta exclusivo, fue diseminada simultáneamente sobre la Tierra, entre miles de personas, de todas las edades y condiciones, no provino de ningún culto en particular, a fin de servir algún día a todos como punto de unión.
Llegó en una época de emancipación y madurez intelectual en la que el hombre no acepta nada a ciegas.
La revelación espírita es progresiva. El Espiritismo no ha dicho la última palabra, más ha abierto un campo amplio para el estudio y la observación.
Por su naturaleza tiene doble carácter, es al mismo tiempo divina y humana. Divina porque proviene de la iniciativa de los Espíritus y humana porque es fruto del trabajo del hombre.
La enseñanza de los Espíritus por todas partes nos muestra la unidad de la ley y la sustancia. En virtud de esa unidad reinan en la obra eterna el orden y la armonía.
El Consolador Prometido
El Consolador Prometido por Jesús, también designado por el Apóstol Juan, como el «Espíritu Santo», sería enviado con la misión de consolar y luchar con la verdad. Con el nombre de Consolador y de Espíritu de Verdad, Jesús anunció la venida de aquél que habría de enseñar las cosas que no podían ser dichas por él y a recordar lo que él había dicho.
La relación entre el Consolador y el Espiritismo reside en el hecho de que la Doctrina Espírita resume todas las condiciones que Jesús prometió; viene a abrir los ojos y oídos, pues habla sin alegorías, levantando el velo que intencionalmente estaba colocado sobre ciertos misterios; viene final- mente a traer consuelo supremo a los deshereda- dos de la Tierra.
Jesús sabía que sería inoportuna una revelación más amplia, puesto que el hombre de su época no estaba maduro y además preveía que su mensaje sería distorsionado con el correr del tiempo; por ello prometió un Consolador subsecuente.