Amor, alimento para el alma.


Cuando hablamos del Amor, tenemos que hacer dos reflexiones al respecto:

  1. Soy un captor de Amor; es decir vivo en la posición receptiva egoísta, profundamente perturbadora, que solamente busco ser amado y comprendido.
  2. Soy capaz de amarme y amar a los demás, puedo percibir las dificultades que existen en las personas que me rodean y la manera de ayudarlos; en otras palabras vivir las palabras de Jesús cuando nos dijo “Amarse los unos a los otros como yo los Ame”

 El Amor está radicado en lo íntimo de los seres pensantes, esperando solamente que se le identifique, a fin de realizar el menester para el cual está destinado. Está latente en nosotros aunque se le ignore.  Como seres perfectibles que estamos en un camino constante de la Evolución, transitamos por la vida, desde los automatismos primarios, pasando por los instintos básicos, logrando la Inteligencia y la razón; hasta llegar al punto cumbre de su desarrollo: “El Amor”; que eclosiona con toda su belleza y armonía como creación de Dios y amparado por la gran enseñanza de Jesús; el surge depurado de nuestras almas como su alimento y sustento de nuestra inmortalidad.

Todos poseemos el Amor en nuestro interior, pero no lo conocemos. Cuantas equivocaciones, cuanto dolor, cuantos caminos equivocados, que nos han llevado por la puerta ancha, donde disfrutamos de un aparente goce, pero que después se torna en dolor, sufrimiento, angustia y situaciones deprimentes para nosotros.

Esto nos lleva a recordar el esclarecedor mensaje de Fenelón Burdeos 1861. Evangelio según el Espiritismo, en la Ley del Amor:

“La esencia del amor es divina, y vosotros, del primero al último, tenéis en el fondo del corazón la chispa de ese fuego sagrado. He aquí un hecho que habéis podido constatar muchas veces: todo hombre, incluso el más abyecto, vil y criminal, dispensa a un ser o a un objeto cualquiera un afecto vivo y ardiente, a prueba de todo lo que tienda a disminuirlo, y que a menudo alcanza proporciones sublimes.

He dicho “a un ser o a un objeto cualquiera”, porque entre vosotros hay individuos que prodigan tesoros de amor, de que están rebosantes sus corazones, a los animales, a las plantas y aun a los objetos materiales. Son una especie de misántropos que, mientras se quejan de la humanidad en general y se resisten a la tendencia natural de sus almas, buscan alrededor suyo afecto y simpatía. En realidad, rebajan la ley del amor al estado de instinto. Con todo, por más que hagan, no conseguirán sofocar el germen vivo que Dios, al crearlos, depositó en sus corazones. Ese germen se desarrolla y crece con la moralidad y con la inteligencia, y aunque muchas veces se encuentre oprimido por el egoísmo, es la fuente de santas y dulces virtudes que constituyen los afectos sinceros y perdurables, y os ayudan a superar el camino escarpado y árido de la existencia humana.”. 1.

Esto nos confirma que el Amor está radicado en lo íntimo de los seres pensantes, esperando solamente el momento propicio para que se identifique a fin de ser ese “ALIMENTO PARA LAS ALMAS”

Hemos escuchado muchas veces el mayor mandamiento que Jesús nos legó: “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”

De acuerdo a las instrucciones de nuestra querida mentora Joanna de Angelis; a través de la psicografía de Divaldo Pereira Franco, al respecto de este gran enseñanza; ella nos dice que debemos invertir el orden, empezando por el A  ti Mismo, el Amor al Prójimo y al Amor a Dios.

Revisando el A ti mismo, recordemos: Un sabio de la humanidad nos dijo: “Conócete ti mismo” L.E 919 – 2

Este es el punto de partida para ese primer paso; el “A ti mismo”

Analicemos:

Tomamos el tiempo suficiente para hacer ese viaje interior y conocer ¿Quién Soy?, ¿Cuáles son mis inclinaciones, mis motivos de caída?,¿De hecho cometo muchos errores, como puedo mejorar?, ¿Me valoro y amo como creación de Dios?, ¿Qué estoy haciendo como Espíritu en evolución para entender que soy responsable de mis actos?, ¿Qué esfuerzo estoy haciendo para tener un mayor conocimiento de la realidad espiritual? Estos y muchos otros interrogantes, deben llegar a nuestra mente, en el ese proceso del Autodescubrimiento.

En el transcurso de esa conquista del ser, no puedo dejar de pensar en el último párrafo del mensaje de Lázaro en París en 1862, en el Evangelio según el Espiritismo. 3

He dicho que en su origen el hombre sólo tiene instintos. Así pues, aquel en quien dominan los instintos está más cerca del punto de partida que de la meta. Para avanzar hacia la meta es preciso vencer los instintos en provecho de los sentimientos, es decir, perfeccionar estos últimos y sofocar los gérmenes latentes de la materia. Los instintos son la germinación y los embriones del sentimiento. Llevan consigo el progreso, como la bellota contiene en sí al roble, y los seres menos adelantados son los que, como emergen poco a poco de sus crisálidas, permanecen esclavizados a sus instintos. El Espíritu debe ser cultivado como un campo. La riqueza del porvenir depende del trabajo del presente, y más que bienes terrenales, ese trabajo os hará conquistar la gloriosa elevación. Entonces, cuando comprendáis la ley de amor que une a todos los seres, buscaréis en ella los sutiles goces del alma, que son el preludio de la dicha celestial. (Lázaro. París, 1862.)” 3

Analizando este grandioso mensaje y uniéndolo a ese examen de introspección que todos debemos hacer para el desarrollo de la primera fase del mayor mandamiento del Maestro Jesús, indudablemente nos lleva al autoanálisis; en qué punto de mi proceso evolutivo estoy: Instintos, Sensaciones y que debo hacer para lograr en mi vida el AMOR COMO ALIMENTO DE MI ALMA.

Reflexionemos sobre estos puntos que nos ayudarán también en ese proceso de lograr el “A ti mismo”.

Amarse no significa laborar por privilegios y ventajas personales, sino el modo como convivimos con nosotros mismos”

“Se resume básicamente en la forma como nos tratamos a nosotros mismos, es decir la relación que establecemos con nuestro mundo íntimo”

“La actitud cristiana surge cuando tenemos actitud Cristiana con nuestros sentimientos”

El más genuino acto de amor a sí mismo, consiste en la laboriosa tarea de hacer brillar la luz que hay en nosotros.

¡Cuando no nos amamos, queremos agradar más a los otros que a nosotros, mendigamos el amor ajeno, ya que nos juzgamos insuficientes o incapaces de querernos bien!

“El amor a sí mismo no se confunde con el egoísmo, porque quien tiene actitud amorosa consigo mismo, está centrado en el self”

“Los discípulos sinceros del Espiritismo, reflejan en la importancia del AUTO-AMOR como condición indispensable al buen aprovechamiento de la reencarnación”.

“Estar en paz consigo mismo, es recurso elemental en la buena aplicación de los talentos divinos a nosotros confiados”.

Segunda fase del mayor mandamiento de Jesús: “El Amor al Prójimo”.

Jesús en sus enseñanzas busco símbolos sencillos llenos de Amor, pero que muchos de nosotros todavía no hemos entendido, por el estado instintivo en que todavía nos encontramos.

Por Amor, eligió a un samaritano despreciado, para hacer de él el símbolo de la solidaridad.

Por Amor libero a una mujer equivocada, quitándole el complejo de la culpa.

De Amor estaba repleto su corazón y sus manos, para esparcirlo sobre los despreciados, ya fuese un cobrador de impuestos, una adultera, el hijo pródigo, la viuda necesitada o la madre enlutada.

Jesús hizo de su vida el modelo para el hombre que pudiera humanizar.

Mientras los grandes pensadores de todos los tiempos, establecieron métodos y doctrinas, Él sustento en el amor los pilares de la ética humanizadora con miras a la felicidad.

Utilizó un insignificante grano de mostazo para hablar sobre la fe, recurrió a redes de peces y a peces para dejar ejemplos de trabajo, menciono a la semilla que cae en diferentes tipos de suelo, para demostrar la diversidad de los sentimientos humanos ante el polen de la luz de su palabra

Jesús es el Ejemplo, modelo y guía, que nos ayuda en el proceso de transformación de los instintos al sentimiento.

Miremos sus enseñanzas y con sinceridad hagamos ese análisis para saber cuánto he logrado y cuanto me falta, para que el Amor verdadero sea el que rija nuestras vidas y de la misma manera logremos que el Amor no solamente sea el alimento de mi alma; sino también como lo puedo aplicar en mi prójimo.

“No basta admirar a Jesús, hay que acompañarlo” nos dice el Espíritu de Emmanuel.

Miremos:

Cuando en mi he logrado desarrollar las herramientas de lo bueno, de lo bello, de lo verdadero, desprovisto del egoísmo, del ego, del orgullo, anulando, lentamente la sombra del lado malo del individuo, creando el campo para el perdón, para devolver bien por mal, para comprender y  aceptar a los demás con sus errores, sin juzgar; con indulgencia y benevolencia. Puedo decir con alegría Jesús te estoy comprendiendo.

“El Amor, así como el aire es indispensable para la existencia orgánica, el AMOR es el oxígeno para el alma, sin el cual la misma se extenúa y pierde el sentido de vivir”.

“Es un tesoro que, cuanto más se divide, más se multiplica y se enriquece a medida que se reparte”.

“Más se agiganta, en razón que más se dona. Se fija con más poder, cuanto más se irradia”

“NUNCA, perece porque no se entibia ni se debilita, dado que su fuerza reside en el acto mismo de DARSE, DE TORNARSE VIDA.

“Es la sustancia creadora y mantenedora del UNIVERSO, que está constituido por esencia DIVINA”. 4

Primera fase del mayor mandamiento de Jesús: “El Amor a Dios”

El ser humano vive la amplitud infinita de las aspiraciones de lo bueno, lo bello, lo verdadero. Desprovisto de egoísmo, alcanza el Superego y se torna un HOMBRE INTEGRAL, IDEAL, EN EL RUMBO DEL INFINITO.

El amanecer Psicológico es proporcionado por el AMOR, que es fuente inagotable de Energías que modifican las estructuras del comportamiento del ser.

El ser humano vive esta fase, como resultado de las anteriores; ya que el AMOR A DIOS, se demuestra con hecho con acciones, no con palabras.

La ciencia también nos habla de lo bello del Amor y al respecto al respecto encontramos:

No podemos dejar de mencionar al doctor Bernie S. Siegel es un escritor estadounidense y cirujano pediátrico, especialista en oncología retirado, que escribe sobre la relación entre el paciente y el proceso de curación. Es conocido por su exitoso libro Amor, medicina y milagros, entre otros.

El Dr. Siegel, llego a demostrar que la ciencia y la espiritualidad interactúan.

Dentro de las diferentes experiencias que él ha vivido con sus pacientes, donde la risa, el humor, las visualizaciones y el Amor como fundamento principal; han logrado cambios significativos en los procesos de sus pacientes en relación con su mejoría.

Relatamos una de tantas experiencias vividas y en particular esta que fue una que impacto su vida significativamente y lo llevo a reevaluar los procedimientos, tratamientos vs resultados.

Cierto día llegó a su consultorio un paciente de edad mayor que después de varios exámenes, le encontraron con un cáncer avanzado en su hígado. El Dr. Siegel, le informo que debía someterse a un tratamiento riguroso. El paciente le dijo doctor, yo soy jardinero y estamos en la época más bella del año, debo cultivar y cuidar mis flores, que son para mí la manifestación del Amor, cuando pase esta época vendré aquí y me someteré a los tratamientos de usted sugiere. El Dr. Pensó este hombre no alcanzará a llegar nuevamente a mi consultorio por lo avanzado de la enfermedad. Pasaron los meses y el paciente llego a visitar a al Dr. Siegel. Se veía más radiante que nunca. Fue sometido nuevamente a exámenes y para sorpresa de todos no había rastros de su cáncer. Finalmente, el Dr. Siegel apuntó en su historia clínica: El amor lo ha salvado

El Amor es una auto conquista; donde el ser humano del ayer, es diferente al del hoy. Donde a través de los caminos recorridos por los periodos de crecimiento espiritual, pasa de una niñez afectiva a un Amor psicológicamente maduro, con una conciencia de nuestra naturaleza Moral.

El Amor, es el sentimiento sublime que un día ira a unir a todas las criaturas con la fraternidad como verdaderos hermanos, sin ninguna diferencia porque todos somos hijos de un mismo Padre y hermanos del gran y amoroso cantor de Galilea.


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