Centro Espírita Luz de Amor

"Desde el punto de vista religioso el espiritismo se basa en las verdades fundamentales de todas las religiones: Dios, el alma, la inmortalidad, las penas y las recompensas futuras."


“Es cierto que el espiritismo no enseña nada nuevo. Pero ¿no basta con que pruebe de un modo patente, irrecusable, la existencia del alma, su supervivencia al cuerpo, su individualidad después de la muerte, su inmortalidad, así como las penas y las recompensas futuras? Muchas personas creen en todo eso, pero lo hacen con un vago trasfondo de incertidumbre. En su fuero interior se preguntan: “¿Y si no fuera cierto?” ¡Cuántas hay que han sido conducidas a la incredulidad porque se les mostró el porvenir con un aspecto que su razón no podía admitir! Para el creyente que vacila, ¿no significa nada la posibilidad de afirmar: “¡Ahora estoy seguro!”? Para el ciego, ¿no significa nada el hecho de volver a ver la luz? A través de los hechos y de su lógica, el espiritismo acude a disipar la ansiedad inherente a la duda, y devuelve la fe al que se había apartado de ella.

Al revelarnos la existencia del mundo invisible que nos circunda, y en medio del cual vivimos sin sospecharlo, el espiritismo nos permite conocer, mediante el ejemplo de los que nos precedieron en esta vida, las condiciones de nuestra felicidad o de nuestra desdicha venideras. Nos explica la causa de nuestros padecimientos en la Tierra, así como la manera de aliviarlos. El efecto inevitable de la propagación del espiritismo será el desmoronamiento de las doctrinas materialistas, que no pueden resistirse a la evidencia.  El hombre, convencido de la grandeza y la importancia de su existencia futura, que es eterna, la compara con la incertidumbre de la vida terrenal, que es tan breve, y entonces se eleva con el pensamiento por encima de las mezquinas consideraciones humanas. Como conoce la causa y el objetivo de sus miserias, las soporta con paciencia y resignación, pues sabe que son un medio para alcanzar un estado mejor. El ejemplo de los que vienen de ultratumba para describir sus alegrías y sus dolores, demostrando la realidad de la vida futura, prueba al mismo tiempo que la justicia de Dios no deja ningún vicio sin castigo ni ninguna virtud sin recompensa. Agreguemos, por último, que las comunicaciones con los seres queridos que hemos perdido nos ofrecen un agradable consuelo, pues nos demuestran no sólo que esos seres existen, sino que estamos menos separados de ellos que en el caso de que estuvieran vivos pero en un país lejano.”

Máximas extraidas de las enseñanzas de los espíritus

  • El objetivo esencial del espiritismo es el mejoramiento de los hombres. Sólo hay que buscar en él aquello que pueda favorecer el progreso moral e intelectual.
  • El verdadero espírita no es el que cree en las manifestaciones, sino el que aprovecha la enseñanza que los Espíritus imparten. De nada sirve creer, si la creencia no nos permite dar un paso adelante en el camino del progreso y no nos hace mejores para con el prójimo.
  • El egoísmo, el orgullo, la vanidad, la ambición, la codicia, el odio, la envidia, los celos y la maledicencia son para el alma hierbas venenosas, de las que es preciso arrancar cada día algunas briznas, y cuyos antídotos son la caridad y la humildad.Elemento de muestra 1
  • La creencia en el espiritismo sólo resulta provechosa para aquel de quien se puede decir: “Hoy es mejor que ayer”.
  • La importancia que el hombre atribuye a los bienes temporales está en razón inversa a su fe en la vida espiritual. La duda acerca del porvenir es la que lo induce a buscar sus goces en este mundo mediante la satisfacción de las pasiones, incluso a expensas del prójimo.
  • Las aflicciones que se experimentan en la Tierra son remedios para el alma. La salvan para el porvenir, así como una cirugía dolorosa salva la vida del enfermo y le devuelve la salud. Por eso Cristo dijo: “Bienaventurados los que sufren, porque serán consolados”.
  • En vuestras aflicciones mirad hacia abajo, no hacia arriba. Pensad en los que sufren aún más que vosotros.
  • La desesperación es lógica en el que cree que todo termina con la vida del cuerpo. En cambio, es un absurdo para quien tiene fe en el porvenir.
  • El hombre suele ser el artífice de su propia desdicha en este mundo. Si se remontara hasta la fuente de sus infortunios, descubriría que la mayoría de ellos son el resultado de su imprevisión, de su orgullo, de su avidez y, por consiguiente, de su infracción a las leyes de Dios.
  • La oración es un acto de adoración. Orar a Dios es pensar en Él, acercarse a Él, ponerse en comunicación con Él.