Estudio E.S.E. Cap. XIII: NO SEPA TU MANO IZQUIERDA LO QUE DA TU MANO DERECHA. La ofrenda de la viuda.
diciembre 3 -7:00 PM
Jesús observaba. Su mirada, que penetraba los corazones, no se detuvo en el ruido metálico del oro de los ricos, sino en el silencio sagrado de dos monedas diminutas.
La viuda pobre. Su gesto no fue una donación, fue una entrega total. No dio lo que le sobraba; dio su seguridad, su próxima comida, su todo. En esa aparente insensatez económica, reside la más profunda sabiduría espiritual.
¿Y nosotros? Muchas veces nos consolamos pensando: «Cuando tenga más, haré más». Soñamos con herencias inesperadas, golpes de suerte o ayudas milagrosas para, entonces sí, desplegar nuestra generosidad. Es un pensamiento cómodo, pero el Espiritismo nos invita a un examen de conciencia más riguroso.
La Pregunta Incómoda: ¿Es nuestro deseo de riqueza para hacer el bien realmente desinteresado? ¿O es, en el fondo del corazón, un deseo de primero asegurar nuestro bienestar, disfrutar de lo superfluo, y luego repartir las sobras? Esta «segunda intención», como nos advierte El Libro de los Médiums, anula el mérito ante los ojos de Dios. La caridad auténtica coloca al otro primero.
Entonces, ¿estamos condenados si no somos millonarios filántropos? ¡Al contrario! La lección es liberadora. El Cristo no alabó la cantidad de la ofrenda, sino la calidad del sacrificio. El «óbolo de la viuda» no es un concepto del pasado; es una realidad espiritual vigente.
Jesús observaba. Su mirada, que penetraba los corazones, no se detuvo en el ruido metálico del oro de los ricos, sino en el silencio sagrado de dos monedas diminutas.
La viuda pobre. Su gesto no fue una donación, fue una entrega total. No dio lo que le sobraba; dio su seguridad, su próxima comida, su todo. En esa aparente insensatez económica, reside la más profunda sabiduría espiritual.
¿Y nosotros? Muchas veces nos consolamos pensando: «Cuando tenga más, haré más». Soñamos con herencias inesperadas, golpes de suerte o ayudas milagrosas para, entonces sí, desplegar nuestra generosidad. Es un pensamiento cómodo, pero el Espiritismo nos invita a un examen de conciencia más riguroso.
La Pregunta Incómoda: ¿Es nuestro deseo de riqueza para hacer el bien realmente desinteresado? ¿O es, en el fondo del corazón, un deseo de primero asegurar nuestro bienestar, disfrutar de lo superfluo, y luego repartir las sobras? Esta «segunda intención», como nos advierte El Libro de los Médiums, anula el mérito ante los ojos de Dios. La caridad auténtica coloca al otro primero.
Entonces, ¿estamos condenados si no somos millonarios filántropos? ¡Al contrario! La lección es liberadora. El Cristo no alabó la cantidad de la ofrenda, sino la calidad del sacrificio. El «óbolo de la viuda» no es un concepto del pasado; es una realidad espiritual vigente.
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Local
Bucaramanga, Santander Colombia
Organizador